CÁRCELES Y ABOLICIONISMO

La cárcel ha traído innumerables quebraderos de cabeza a filósofos y políticos. El problema central ha sido, sin duda alguna, el de su justificación. Y es que la cárcel se halla precisamente en uno de los límites del «sistema», es uno de los ámbitos sociales donde se manifiestan con mayor claridad las contradicciones del mismo. ¿Qué es una cárcel? ¿Para qué sirve? ¿Es un mal menor? ¿Educa realmente? En definitiva: ¿es necesaria la cárcel? La reflexión sobre la cárcel no es nueva y han existido grandes corrientes de pensamiento que se han ocupado profunda y exhaustivamente de ella. La más importante e influyente en nuestro tiempo es, sin duda alguna, la Criminología Crítica. Pero la Criminología Crítica sólo es una expresión puntual de un movimiento político social hostil a las cárceles que ha concretado sus puntos de vista en un conjunto de teorías que denomino «filosofía crítica» o «filosofía abolicionista».

El significat filosòfic de l’Holocaust. Jaume Farrerons

Parlar d’un significat filosòfic de l’Holocaust té com a supòsit que n’existeixi abans un de comú. Tothom coneix quin és aquest significat comú de l’Holocaust: cada dia, els mitjans de comunicació, la premsa, la «cultura», els polítics, els «referents morals de la societat», etc., esmenten directament o indirecta «l’Holocaust».
Ens podríem fer la pregunta de per què aquesta exclusivitat i insistència en l’Holocaust, quan hi ha malauradament, ben entrats els temps moderns, molts altres genocidis, crims de guerra i crims contra la humanitat dignes de menció i condemna, alguns dels quals són totalment desconeguts per la majoria de la població. És el cas de l’extermini de 10 milions de congolesos pel rei Leopold I de Bèlgica… Sí, la «petita Bèlgica», envaïda pels alemanys, va perpetrar, abans que no existís el partit nazi, un crim que supera en nombre les víctimes jueves «oficials» de l’Holocaust.

¿Pero de verdad sirve para algo leer a Kant? ABC, 4/12/2015

El debate entre los candidatos Pablo Iglesias y Albert Rivera en televisión trae de nuevo a la palestra la discusión sobre la importancia de la filosofía en nuestras vidas.La noticia de que la filosofía sería eliminada en cuarto de la ESO y en segundo de Bachillerato, siendo sustituida por religión o valores éticos o, en el caso del curso superior, como una optativa compitiendo con religión levantó una gran polvareda social. Algunas voces críticas fueron encaminadas al rechazo frontal que cierta parte de la población tiene contra la religión. Otras, las más exigentes en la cuestión académica, levantaron sus voces porque no parece probable que exista una formación sin haber estudiado un mínimo de filosofía.

El problema cultural del “fascismo” . Jaume Farrerons. 1987

El fascismo se dice de muchas maneras. Podemos hablar en efecto, del fascismo político como algo ya de por sí bastante indefinido, pero a la par existiría también un fascismo metapolítico, harto más vago y difuso aún que el primero. Los términos “nazi”, “totalitarismo”, “racismo”…- y derivados, suelen emplearse como sinónimos de “fascismo”; pero de entre todos ellos, y aún así atestiguando ya el quantum de “especifidad semántica” comúnmente asignado a los demás, sólo “nazi” conserva la fuerza del “original”. El vocablo estrictamente político se aplica tanto a los “comprensibles de suyo” y “clásicos” fascismos “de derecha”, cuanto a los menos obvios fascismos “izquierdistas”, extendiéndose asimismo el campo de significación más allá del período contemporáneo -v.g.: en la literatura de anticipación- o, antes de él, a “Alemania”, Asiria, Esparta, a los confederados americanos… “Se” habla en fin de una “mentalidad” y de un “carácter” fascistas, de un “macho” sexual explotador intrínsecamente fascista, de un “tecno fascismo” entre los ecologistas, etcétera.