Gerhardt Funke: «En el individuo se decide el destino de la humanidad». Carlos Gurméndez. El País. 18/10/1979

Entrevista con el filósofo alemán
Invitado por los departamentos de Historia de la Filosofía, y Etica y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, el catedrático de la Universidad de Maguncia profesor Gerhardt Funke pronunció dos conferencias: Crítica fenomenológica a la posición de Heidegger y Filosofía de la historia de Kant, en el salón de grados de la Facultad de Filosofía. El profesor Funke es uno de los más prestigiosos filósofos actuales, y se le considera como el más sagaz de los continuadores de la gran tradición fenomenológica alemana.

GURMENDEZ

Pregunta. ¿En qué sentido continúa usted la obra de Edmund Husserl, desde el punto de vista del idealismo trascendental o del materialismo trascendental?

Respuesta. Continúo la obra de Husserl en la línea del idealismo trascendental de la escuela de Maguncia. No creo que se pueda dividir la obra de Husserl, pues, para mí, el problema de las materialidades y de la Lebenwelt (mundo vivo) caben dentro del idealismo trascendental. En este sentido, he discutido mucho con mi amigo el profesor Ludwig Landgrebe, quien sostiene un punto de vista opuesto.

P. El mundo de la vida se convierte en el mundo histórico, mediante el concepto del flujo heraclitiano de Husserl. ¿Esta concepción le aproxima a Hegel?

R. El análisis de los fenómenos, en Husserl, tiene por fin descubrir cómo son los fenómenos, para llegar a una descripción de la totalidad de los mismos. Y, dentro de ella, descubrir las condiciones especiales de los fenómenos históricos. Por el contrario, en Hegel se opera una ligazón de los fenómenos históricos, mientras, en Husserl, se indican las condiciones de la posibilidad de existencia de la historia. En este sentido, se puede afirmar que la concepción del mundo histórico, en Husserl, tiene más un sabor kantiano que hegeliano.

P. En Ideas II y en Las crisis de las ciencias europeas, Husserl define al sujeto humano como una actividad del yo en el cuerpo, que recuerda la concepción del hombre en Marx, como actividad sensible y corporal. ¿Cree usted, como dice Landgrebe, que la antropología filosófica de Husserl desarrolla este concepto de Marx?

R. El yo trascendental y el yo empírico son idénticos. No hay ninguna separación entre ambos. Ahora bien, el yo trascendental está viviendo y actuando en personas concretas que se manifiestan en actos. Así surge, para Husserl, el problema moral, que consiste en determinar esas acciones y qué dirección asumirán para llegar a ser acciones éticas. En La crisis de las ciencias europeas se dice: «Cada uno de nosotros es funcionario de la humanidad, en cuanto ser racional, y, como racional, tiene que buscar realizar una acción válida para todos los hombres.» No creo que entre el idealismo de Husserl y el materialismo de Marx pueda existir una aproximación. Sin embargo, reconozco que la concepción del hombre, en Marx, como ser activo, tiene una semejanza con el yo moral y activista de Husserl.

Lo que es común

P. La conferencia que usted dictó en la Facultad de Filosofía, ¿es una crítica a Heidegger porque sostiene que la fenomenología es sólo ontología?R. Sí, porque mi punto de vista es inverso. Yo entiendo que la fenomenología implica la ontología, en el sentido de que todo lo que es debe presentarse a la conciencia, y, de esta forma, se vive y evidencia como fenómeno. La fenomenología es la base de la ontología, pues el ser es un fenómeno que aparece en una serie de fenómenos conscientes. Por el contrario, Heidegger disuelve la fenomenología en la ontología.

P. En otra conferencia habló usted sobre Filosofía de la historia de Kant. A este propósito, Cassirer atribuye tanta importancia a los trabajos históricos de Kant como a sus Críticas. ¿Está usted de acuerdo?

R. Tiene razón Cassirer, pues las obras de Kant sobre la filosofía de la historia son pequeños trabajos, de los cuales resulta muy difícil deducir su interpretación de la historia.

P. Para Kant, la meta o fin de la historia, ¿es la realización de la autonomía radical del individuo o la unidad de la sociedad humana, que él llama «estado del ciudadano»?

R. En el individuo se decide el destino de la humanidad, pues, como seres racionales, todos obramos en concordancia sobre lo que debe hacerse. Y de esta armonía resulta, a través de un proceso, lo que Kant llama la paz perpetua.

P. La filosofía de la historia kantiana, que se basa en una conciliación de intereses antagónicos, ¿constituye una descripción de la sociedad capitalista o un examen realista de la condición humana?

R. Para Kant sólo es válido preguntarse lo que es universal. Todas las sociedades, feudal, capitalista o socialista, son meras particularizacíones y no formas de la razón misma. Existe, pues, una trascendencia de la razón pura, por encima de estas particularidades económicas, sociales, vitales, psicológicas, etcétera. Para Kant el enemigo es lo particular.

P. El cosmopolitismo kantiano, ¿significa la realización total de los hombres como fin de la historia?

R. Sí, en una sociedad humana dirigida por normas éticas que puedan regir para todos y para cada razón individual. El individuo humano, en cuanto piensa como los otros, es un ser racional. La razón unifica y universaliza. Una sociedad racional humana busca siempre lo que nos es común.

* Este articulo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de octubre de 1979